por Pascale Bonnefoy M. (Click here to read this article in English)
Por ser un caso de cierta controversia e interpretaciones encontradas, estimamos importante facilitar el informe técnico emitido el 19 julio 2011 por el equipo internacional de forenses, expertos balísticos y antropólogos que trabajaron al alero del Servicio Médico Legal (SML) para determinar la causa de muerte del ex Presidente Salvador Allende.

El informe concluye que Allende se suicidó en La Moneda el 11 de septiembre de 1973, en el contexto del golpe militar y bombardeo del palacio presidencial. El informe también respalda la validez de las conclusiones de una primera autopsia realizada por tanatólogos bajo la vigilancia de las nuevas autoridades militares.
La muerte del ex presidente chileno quedó sin investigación judicial durante casi 38 años–17 años del régimen militar más 21 años de gobierno democrático. La primera autopsia, practicada en el Hospital Militar el mismo dia del golpe, nunca ha sido aceptada universalmente como determinante, debido a la real posibilidad de tergiversación por parte de los militares que la supervisaron y por el hecho de haberse mantenido en secreto, filtrándose extraoficialmente hace sólo algunos años. Solo este año, el juez Mario Carroza encargó al Servicio Medico Legal, respaldado por un equipo internacional, determinar la causa definitiva de muerte del ex presidente.
Basándose en la versión de un testigo, médico de Allende, quien dijo haber visto a Allende instantes después de haberse quitado la vida, sus familiares y cercanos han dicho tener certeza de que Allende se quitó la vida, y no fue muerto en combate o por militares en el palacio presidencial, como algunos han especulado. La versión del suicidio también fue cuestionado por un tanatólogo chileno, el Dr. Luis Ravanal, quien hizo un analisis de la primera autopsia y sostuvo que había evidencia de disparo de una segunda arma.
Esa tesis fue descartada de plano en este informe. El documento señala que hubo un solo orificio de entrada y de salida, desde la mandíbula y con el arma prácticamente apoyada en ella, con un solo trayecto hacia la parte superior del cráneo. No existe evidencia de otros orificios o trayectos.
Sin embargo, el informe admite la posibilidad de dos disparos en secuencia desde la misma arma, un fusil AK-47, puesta en posición de tiro automático. Según el estudio hecho por la policía en la escena en 1973, hubo dos impactos de bala en la pared posterior al cadáver. Al respecto, el informe entregado hoy indica:
“La autopsia en fresco del cadáver documentó una sola entrada con una sola salida de un proyectil de arma de fuego. Pero, a partir del análisis balístico y el estudio de la escena se originó la duda de si pudo o no existir compromiso de la cabeza o cara por un segundo proyectil de arma de fuego. Aunque nunca se recuperó, ni en la escena ni en el cuerpo, un segundo proyectil de arma de fuego que pudiera relacionarse, algunas heridas en cara descritas en el Protocolo de Autopsia y el estudio del sitio del suceso han dado origen a la hipótesis del paso de otro proyectil de arma de fuego por las estructuras craneofaciales. No se plantea tal duda en el Protocolo de la primera autopsia ni se describen en ella lesiones que sugieran la posibilidad del paso de un segundo proyectil de arma de fuego de alta velocidad: se puede descartar otra salida en la cara por la ausencia de una gran herida de salida en la cara…”
El peritaje balístico del 25 de febrero de 1974 citado en este informe indicó “la existencia de 2 impactos de proyectil en el muro oriente y la presencia de dos vainillas del mismo tipo y calibre, ambas disparadas por la misma arma y encontradas próximas entre sí, cerca de la puerta sur, permiten suponer la posibilidad de dos disparos en corta sucesión. Esta hipótesis tiene solamente deducción balística, ya que el informe de autopsia no consigna esta posibilidad, aunque tampoco la excluye.”
Si hubo un segundo proyectil, señala el informe, ocurrió durante el mismo disparo y siguió con una diferencia de milisegundos una trayectoria similar.
“El daño observado en el cráneo es causado en un solo evento, que pudo involucrar uno o varios proyectiles (Informe de Balística): si hubo un segundo proyectil de arma de fuego, las trayectorias fueron estrechamente consecutivas y sobrepuestas, siguiendo ambos proyectiles la misma trayectoria ya descrita -mandíbula, fosa anterior, cerebro y calota parietal”, afirma.
El análisis también descartó la participación de terceros en la muerte de Allende. “No se encontraron signos de trauma diferente al de la cabeza. Todo el análisis realizado es consistente con una forma medico-legal de la muerte suicida. Los hallazgos del estudio, llevado a cabo en esta ocasión por equipo multidisciplinario, no muestran inconsistencias con los datos aportados por la autopsia de 1973 realizada en el cadáver fresco.” Entre las versiones más recientes esta la de que Allende intentó suicidarse, falló, y uno de los compañeros que se encontraban con él le dio el tiro de gracia.
El informe entregado hoy consideró como antecedentes el protocolo de autopsia 2449/73 practicada a Allende en 1973, el examen médico externo del cadáver en el sitio del suceso realizado por la Brigada de Homidicios de la Policía de Investigaciones en 1973, el análisis del laboratorio químico y físico forense de la Policía Técnica, en esa misma fecha y fotografías tomadas al cadáver del Presidente Allende en el pabellón de Otorrinolaringología del Hospital Militar de Santiago, disponibles en el expediente en fotocopias en blanco y negro de pobre calidad.
Los restos del ex presidente fueron exhumados en mayo pasado desde el Cementerio General de Santiago y sometidos desde entonces a peritajes antropológico-forenses, genéticos, odontológicos y balísticos.
El informe en primer lugar confirma la identidad de los restos exhumados a través de peritajes antropológicos, genéticos y odontológicos. Tras el golpe militar, Allende fue enterrado en una urna sellada en una tumba familiar en Viña del Mar, sin que los familiares pudieran ver el cadáver. Después, en 1990, sus restos fueron exhumados y trasladados al Cementerio General de Santiago.
La prima autopsia a Allende fue practicado por los tanatólogos Dr. Tomás Tobar y José Luis Vásquez en el Hospital Militar.
El equipo pericial del Servicio Médico Legal que participó en el análisis de los restos de Salvador Allende fue compuesto por las siguientes personas:
Marisol Intriago Leiva, antropóloga, encargada de la Unidad de Identificación Forense del SML.
Germán Tapia Coppa, médico legista
Ángel Medina Bejarano, antropólogo físico
Isabel Martínez Armijo, arqueóloga
Agustín Hernández Canihuante, fotógrafo forense
Douglas Ubelaker, antropólogo físico (estadounidense)
Mary Luz Morales, médico patóloga (colombiana)
David Pryor, perito balístico (inglés)
Jorge Pinares Toledo, odontólogo forense
Edgar Rueda Guevara, odontólogo forense
Perito designado por la familia Allende:
Francisco Etxeberría Gabilondo, médico legista (español).
Observador internacional:
Felipe Donoso, Representante Regional del Comité Internacional de la Cruz Roja para el Cono Sur de América.
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